Así como a la grasa abdominal se la quema manteniendo la boca cerrada -para evitar la ingestión masiva de alimentos-, a “La Grasa Maléfica” se la vence con el silencio.
La sociedad cuenta y contará con un millar de Grasas Maléficas que intentarán agredirnos. Ninguno de nosotros habrá llegado a los 80 años sin haberse cruzado, alguna vez, con algún pariente del archi-enemigo de este blog.
Pero que no cunda el pánico: nuestra arma es el silencio, sólo hay que saber utilizarlo.
Una discusión necesita de mínimamente 2 partes que estén enfrentadas entre sí con respecto a una temática de cualquier índole. A su vez, la discusión abarca, en su desarrollo, 3 etapas:
- Etapa constructiva: aquí la discusión es necesaria, ya que nos permite poner en común nuestros desacuerdos con la parte contraria y viceversa. Una discusión bien llevada a cabo puede concluír en esta fase, pero no con “La Grasa Maléfica” como parte interviniente, ella siempre aspira a más.
- Etapa destructiva: es una corrupción de la primera fase. Aquí la discusión se torna enfrentamiento, tienen lugar los insultos y las agresiones. “La Grasa Maléfica” es muy hábil en este contexto.
- Etapa determinante: consiste en la consecuencia final de la etapa destructiva. Sea cual sea el resultado, “La Grasa” siempre resultará vencedora: ella se alimenta del mal, de las crisis, de todas aquellas situaciones que puedan demostrarle que su accionar maléfico está dando frutos, que no pasa desapercibido. Si llegamos a esta etapa se lo habremos confirmado.
Lo ideal, queridos amigos, es utilizar el silencio cuando se está por pasar al nivel 2 de la discusión, la etapa constructiva. Si se logra “cerrarle el toor” a La Grasa en este momento, nuestro triunfo será concreto.
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